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El Mártir San Kiriakos y Su Madre Youlita

El Mártir San Liriakos y su madre Youlita

(22 julio = 15 abib)

•    La Santa Youlita nació en la ciudad de Iconium (conocida actualmente como Konya, en Asia Menor en Turquía) de una familia cristiana descendiente de la estirpe de los Reyes de Asia.
•    Se casó con un hombre piadoso, cristiano, y dió a luz un niño muy hermoso, al que llamaron Kiriakos y al que educaron en el temor de Dios y que cuando tenía poco más de un año dijo: "Soy Cristiano". El padre murió siendo el niño pequeño, durante las persecuciones de cristianos de Diocleciano. Santa Youlita, su hijo y sus dos siervas escaparon de una ciudad a otra hasta que llegaron a Tarso (Asia Menor en Turquía), donde el niño cayó en manos de los paganos.
•    El Gobernador de Tarso arrestó a la Santa Youlita y a su niño Kiriakos. Ella no renunció a ser cristiana, a pesar de ser azotada ante el Gobernador con látigos de tendónes de vacas y también su niño confesó que era cristiano cuando el Gobernador quería alejarlo de la fe y del Señor Jesucristo, y Dios le hizo decir: “Sus dioses son de piedra y madera y están hechos por la mano del hombre. No hay más Dios que el Señor Jesucristo". Y sostuvo con su madre: Yo soy cristiano, yo soy cristiano.
•    El Gobernador se enfadó y tomó al niño Kiriakos y le arrojó brutalmente sobre las escaleras de su palacio, arrancándole la cabeza, por lo que murió al instante. Su madre Youlita aceptó contenta su martirio y soportó ser azotada y que rasgaran su cuerpo puro con unos ganchos de hierro y que la arrojaran en aciente hervido, tras lo que siguió repitiendo: Soy cristiana.
•    Por fin, el Gobernador ordenó decapitarla con espada y logró la corona del martirio en 15 Abib en el año 305 d. C.
•    Las dos siervas escondieron las dos reliquias en una cueva. Cuando el buen Rey Constantino subió al poder, los cristianos honoraron las dos benditas reliquias y las pusieron en un santuario para ser adoradas. Los enfermos se curan a través de su intervención.
Que sus bendiciones sean con nosotros. Amén