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Cuarto Domingo del Mes de Tut (mes copto): La mayor donación a la Humanidad es el perdón de los pecados

El cuarto encuentro en el mes de Tut entre Dios el Padre y el hombre en la persona de su hijo Jesús, tuvo lugar en el hogar de Simón el fariseo. Donde se encuentra el Señor con los pecadores, representados en la mujer pecadora y Simón mismo para presentarles su mayor donación. La base dorada "quien ama mucho se le perdona mucho". Pues el mayor mandamiento que depositó el Señor a la iglesia en el segundo Domingo de este mes es la llave dorada de los tesoros de las donaciones de Dios.

Los milagros de curación mencionados en las lecturas del Evangelio de las oraciones de la víspera y de la mañana, y la resucita de los muertos mencionada en las lecturas del Evangelio de la víspera y de los Hechos de Los Apóstoles refieren a la salvación y al triunfo de Jesucristo sobre el último enemigo que es la muerte. El enlace entre la salvación y la resucita de los muertos aparece en la resucita al hijo de la viuda de Naín - lecturas del cuarto Domingo del mes de Baba (mes copto). Pues vemos el vínculo entre los encuentros del Señor Jesucristo en el mes de Tut con los encuentros en el mes de Baba que incluyen milagros para explicar la obra de salvación.

En las lecturas del Evangelio de la víspera, vemos primero el encuentro con la mujer enferma de flujo de sangre que nos dibuja un cuadro del encuentro de la Humanidad enferma de flujo toda su vida con el Señor Jesucristo y a causa de su sentimiento de la impureza del pecado, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto."Pero, Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija, tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora." (Mt. 9. 22). Después de esto, la resucita de la hija de Jairo, "Pero cuando la gente había sido echada fuera, entró, y tomó de la mano a la niña, y ella se levantó". (Mt. 9. 25).

También en las lecturas de la Epístola de los Hechos de los Apóstoles, vemos la resucita de Pedro a Tabita de la muerte, por eso el Salmo de la oración de la víspera dice: "De la misericordia de Jehová está llena la tierra" (Sal. 33. 5).

En las lecturas del Evangelio de la mañana vemos la mujer cananea, que representa las naciones que esperan la salvación del Señor, se encuentra con Jesucristo y por eso echa pesamente toda su esperanza sobre él. El Salmo de la oración de la mañana dice: "Nuestra alma espera a Jehová". (Sal. 33. 20).

En la lectura de la Epístola de San Pablo dice: "Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación". (2Co. 1. 5).

Cuanto a la lectura de la Epístola católica que lleva la aplicación práctica de las lecturas, dice: "El que practica el pecado es del diablo: porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo." (1Jn. 3. 8). las obras del diablo que el Hijo de Dios deshizo con su aparición es el deterioro que entró al mundo con el pecado, la enfermedad y la muerte.


El Salmo de la misa dice: "Jehová es la fortaleza de su pueblo, Y el refugio salvador de su ungido. Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad; Y pastoréales y susténtales para siempre". (Sal. 28. 8-9). El habla de la salvación cubre las lecturas del mes de Tut.

La lectura del Evangelio de la misa dice: "Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Dí, pues, ¿Cuál de ellos le amará más? Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquél a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado." (Lc. 7. 41-43)..."Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama. Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados." (Lc. 7. 47-48).

Quien ama mucho se le perdona mucho y quien ama poco no ha visto todavía la realidad de sus pecados por su poco amor. Cuanto más amamos a Dios cuanto más descubrimos el grado de su perdón.

Dios no impide sus donaciones pero nosotros no podemos coger las donaciones menos con el grado de nuestro amor, pues el obstáculo que suspende las donaciones de Dios es la falta del amor a Dios. La mayor donación es el perdón de los pecados que conseguimos con el amor de Dios que nos prepara para la santidad y la vida eterna.

Con esto vemos el maravilloso vínculo entre las cuatros lecturas de los Domingos del mes de Tut que nos presenta un plan espiritual y teólogo común que se concluye con las lecturas de los Domingos del mes de Baba.